Ecología
Argentina, Biología, CAMBIO CLIMATICO, Ciencia, Ecología
Un biorrobot creado por dos investigadores argentinos detecta información invisible del entorno y nos permite ser más concientes del aire que respiramos. El robot, llamado Life Guardian, se propone como una posible nueva especie del antropoceno y fue creado por los artistas electrónicos Ana Laura Cantera y Demián Ferrari para el festival Land Art Mongolia 2018. Se trata de un cyborg integrado por una parte mecánica impresa en 3D y una parte viva: un hongo. La parte biótica es la que determina y modifica el comportamiento del robot, por lo que es considerada su cerebro.


0
Automotriz, automovil, Autos, Ecología, Impacto ambiental, Impresión 3D
Se llama “Vision”, fue creada por Michelin y es la rueda del futuro. Se trata de una única pieza de caucho impresa en 3D con una estructura alveolar inspirada en la naturaleza, principalmente en la forma de los corales. Al no ser una rueda hueca rellena de aire, tiene la ventaja de que no se deshincha, no se pincha y no estalla. Su diseño es liviano y tiene una gran capacidad de carga. Además, es “inteligente”, ya que se imprime con parámetros específicos según las necesidades de cada trayecto. Y es capaz de ofrecer información muy detallada sobre su estado en cada momento. Cada neumático está equipado con sensores que comunican en tiempo real el estado de la banda de rodadura, lo cual es interpretado por una aplicación móvil de Michelin. En base a esa información y al uso que se le vaya a dar (como, por ejemplo, andar por la nieve) se puede modificar su estructura mediante impresión 3D para adaptarla a cada necesidad. Michelin ya ha introducido diseños similares a Vision en algunos vehículos utilitarios y proyecta que en un futuro todo el sistema actual sea sustituido por esta única estructura integrada. La creación de este neumático busca acercar a la industria automotriz o, al menos, a uno de sus componentes a hacer posible la idea 4R: reducir, reutilizar, renovar y reciclar. Los materiales utilizados son de origen biológico y biodegradables. Y existe la posibilidad de extender el uso de cada rueda agregando más goma por medio de una impresora 3D, de manera de mantenerla siempre en estado óptimo. Por eso, la expansión de su uso contribuirá a minimizar la huella medioambiental.AIMPLAS, CAMBIO CLIMATICO, CARMOF, Ciencia, Curiosidades, Ecología, Impacto ambiental, Impresión 3D, Medio Ambiente
La tecnología de impresión 3D está demostrando ser útil en la elaboración de un dispositivo para capturar dióxido de carbono y contribuir a disminuir los gases de efecto invernadero. Según las Naciones Unidas, uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo es el cambio climático. Los gases de efecto invernadero son una de las principales causantes de este fenómeno de escala sin precedentes y de alcance mundial. Una forma de reducir los gases de efecto invernadero es eliminando parte del CO2 que contiene la atmósfera. Y aquí es donde la impresión 3D está demostrando ser una buena herramienta para conseguirlo. Si bien la captura de CO2 es una acción que se lleva a cabo desde hace mucho tiempo para reducir su presencia en la atmósfera, las tecnologías empleadas son poco eficientes y representan alrededor del 70% de los costos de la cadena de captura y almacenamiento de carbono. Por eso, el Instituto Tecnológico del Plástico AIMPLAS está llevando adelante el proyecto CARMOF para desarrollar un prototipo de un nuevo proceso de separación y captura de CO2 posterior a la combustión a un costo competitivo. Este prototipo se basa en membranas adsorbentes impresas con tecnología 3D mediante el uso de una pasta de materiales compuestos como grafeno, nanotubos de carbono y MOF (del inglés metal-organic framework).

Biología, Ciencia, Ecología, Impacto ambiental, Uncategorized
Los arrecifes de coral están disminuyendo en todos los océanos del mundo debido a la contaminación y el calentamiento global. Este hecho no solo es perjudicial para el coral en sí mismo, sino para cientos de especies marinas que encuentran en los arrecifes su hábitat natural. La impresión 3D podría ser una solución al problema, ya que con ella se pueden crear sustratos similares a los arrecifes para que se asienten las larvas de coral y creen nuevas colonias. El material empleado y el diseño asistido por computador permiten que las piezas impresas sean idénticas a las naturales en su forma, color y textura.
Biología, Ciencia, Ecología, Impacto ambiental, Impresión 3D, prototipo
Hoy hablaremos sobre sapos, tortugas y pajaritos. Más específicamente, sobre uno de los usos de la impresión 3D en la biología. La impresión 3d también ha llegado hasta aquí y hoy es una herramienta útil es el esudio de las especies animales. Sabemos que los biólogos se valen de prototipos para experimentar y adquirir más conocimientos sobre su objeto de estudio. Y ese objeto de estudio puede ser un elefante, una mojarrita o una célula. En este caso, son sapos, tortugas y huevos de petirrojo. Uno de los objetivos de estos prototipos es “engañar” a los animales reales y hacerles creer que están frente a un verdadero miembro de su especie. Por eso es fundamental que su anatomía sea lo más realista posible. Y aquí es donde la impresión 3D juega un papel fundamental, ya que si hay algo que esta tecnología nos permite es crear objetos exactamente iguales al modelo que queremos copiar. Así, lo que tradicionalmente se ha confeccionado simpre con arcilla y de manera manual hoy se está haciendo con la innovadora y práctica tecnología de la impresión 3D. Los prototipos moldeados a mano resultan poco realistas para los animales, quienes deben estar convencidos de que ese objeto que tienen delante es un miembro más de su comunidad para que la investigación pueda llevarse a cabo. Además, son un obstáculo para los especialistas, quienes deden capacitarse en la técnica y realizar cada pieza por separado. Ejemplo prácticos En los bosques de Costa Rica, los sapos amarillos (Incilius luetkenii) se reúnen en manadas de más de cien individuos para llevar a cabo la temporada de apareamiento en un corto pero intenso período de tiempo. Este año, los anfibios estarán acompañados por “RoboToads” camuflados que tendrán la misión de descubrir por qué los machos se vuelven amarillentos en esta época. Estos sapitos motorizados ayudarán a los biólogos a confirmar la tesis del cortejo. Es decir, que la piel de los machos cambia de color para que éstos les resulten más atractivos a las hembras.La impresión 3D está realmente resolviendo las grandes preguntas que nos formulamos como biólogos de campo.Daniel Mennill, quien ha estado investigando estos sapos durante una década junto a Stéphanie Doucet, es uno de los ecologistas conductuales de la Universidad de Windsor de Canadá que apuesta a la eficacia de esta nueva aplicación de la impresión 3D en la biología.


Arantzazu Blanco, Ecología, Impacto ambiental, Impresión 3D, Medio Ambiente, Uncategorized
Quienes sostienen que la impresión 3D constituye una tercera Revolución Industrial afirman que para serlo realmente debe lograr ser un método de manufactura que proteja al medio ambiente en la mayor medida posible. Habiendo pasado cierto tiempo y numerosos avances desde sus inicios, hoy se puede medir la “huella ecológica” de esta tecnología en función de distintos puntos: la escala de producción, los materiales, y el ciclo de vida de los productos fabricados. Además de los puntos anteriores, hay un tercero que no requiere comparación. Se trata del transporte, que es un factor importante en cuanto a impacto ambiental. La descentralización que permite la producción por medio de la impresión 3D conlleva un ahorro significativo en este campo con respecto a la fabricación centralizada. 1. La escala de producción Un estudio de Cuboyo realizado en 2013 compara la producción convencional basada en la inyección en moldes con la impresión 3D. Su veredicto es que, en términos ambientales, la impresión 3D es más óptima que la inyección para la producción de pequeña escala (menos de 1000 piezas). En el estudio se usaron polipropileno y ácido poliláctico como materiales para ambos tipos de producción. El tiempo estándar de producción se estableció en 50 minutos para ambos métodos para calcular el costo energético. Y se comparó la producción en masa (producción de una variante un millón de veces) con la producción personalizada (producción de un millón de variantes una sola vez). Los resultados mostraron que la manufactura clásica no es buena ambientalmente hablando para bajos volúmenes de producción, mientras que la impresión 3D no puede competir con la inyección en moldes para la producción de grandes volúmenes. Conclusión: en cuanto a la escala de producción, el impacto ambiental de la impresión 3D es menor en volúmenes de producción inferiores a 300 réplicas. 2. Los materiales La mayoría de las impresoras 3D, tanto las industriales como las domésticas, utilizan dos tipos de plástico: ABS, derivado del petróleo, y PLA, de procedencia vegetal (almidón de maíz). También hay muchos otros materiales en uso y en experimentación, pero aún no están tan extendidos. Algunos son pastas de papel o madera, otros son a base desechos industriales y materiales de construcción, y otros provienen de algas marinas, por ejemplo. Desde el punto de vista ambiental, la impresión 3D es favorable en cuanto a los materiales en dos aspectos. Por un lado, por la composición de los materiales en sí mismos. Y, por el otro, por la cantidad de material usado para la producción. Tanto el gasto de material como el residuo generado son menores en la manufactura por impresión 3D en comparación con la tradicional. Otra ventaja es la ligereza de las piezas construidas. Con la impresión 3D se pueden fabricar objetos un 50% más livianos que con la inyección en moldes. Eso es muy importante para la industria automovilística y la espacial, ya que menor peso implica menor uso de combustible y, consecuentemente, menos emisiones contaminantes. Sin embargo, hay un aspecto en el que la manufactura aditiva no es tan sustentable y eso influye en la comparación: el requerimiento energético. Las impresoras 3D que usan calor o una fuente de energía (láser, UV) para derretir el plástico consumen 100 veces más energía eléctrica que la fabricación tradicional para producir un objeto del mismo peso. Este punto desfavorable está intentando revertirse buscando alternativas que no requieran un gasto energético tan elevado. Por ejemplo, utilizar células fotovoltaicas como fuente de energía, utilizar sustancias químicas para favorecer la adhesión, calentar solamente la parte de la plataforma de impresión necesaria, aislar mejor la plataforma, o usar una cámara que aísle térmicamente a la impresora. Y, por último, valerse de fuentes de energía renovables. Si bien por el momento estas fuentes no pueden proveer la cantidad de energía necesaria para las escalas de producción actuales, sí pueden ser viables para pequeños volúmenes de producción. Otra contra de la impresión 3D es que muchas impresoras se basan en la extrusión y deposición de material termoplástico calentado que producen emisiones significativas de partículas ultrafinas (UFP) cuyo diámetro es inferior a 100 nm. Estas partículas son nocivas para la salud porque se depositan en las vías respiratorias. Además, el ABS genera gases como monóxido de carbono y cianuro de hidrógeno, entre otros compuestos volátiles. 3. El ciclo de vida del producto Con respecto al ciclo de vida del producto, cuanto mayor sea este menor será el impacto ambiental derivado de la fabricación. En este sentido, los productos fabricados por medio de la impresión 3D pueden resultar ventajosos. Cuando a un producto compuesto por varias piezas fabricadas con inyección en moldes se le estropea una de ellas, por lo general debemos comprar un producto nuevo. La impresión 3D, en cambio, permite fabricar piezas aisladas, lo cual amplía el ciclo de vida de ese producto. Por otro lado, la impresión 3D también permite el añadido de piezas nuevas o el reemplazo por otras mejores, lo cual optimiza y alarga la vida al producto original. Fuente: artículo de Arantzazu Blanco publicado en IMPRESIONTRESDEArquitectura, Casas, China, Construcción, Ecología, España, Impacto ambiental, Impresión 3D, Medio Ambiente, NASA, Rusia, Viviendas
La capacidad para construir con recursos naturales y presentes en el lugar de la obra abre un enorme potencial a la impresión 3D, una técnica que ha sido propuesta para edificar estructuras más allá de nuestro planeta. ¿Más allá de nuestro planeta? Sí, en la Luna o en Marte. La impresión 3D está siendo estudiada como una opción viable para construir en ese tipo de lugares por el inmenso esfuerzo que supone para los seres humanos realizar tareas en condiciones de baja gravedad. ¿Y qué mejor que usar los propios recursos del lugar, que son los mejor adaptados a esas condiciones y que ya están en el sitio de la construcción? Valerse de recursos autóctonos implica no tener que llevar bordo desde la Tierra todo lo necesario para construir. Experiencias exitosas Recientemente la revista Nature publicó una investigación llevada a cabo por el Laboratorio de Ingeniería de Tejidos y Fabricación Aditiva (TEAM Lab, por sus siglas en inglés) de la Northwestern University de Illinois en la que se lograba imprimir estructuras, herramientas y bloques para la construcción de edificios utilizando sucedáneos de polvo lunar y marciano elaborados por la NASA más disolventes simples y biopolímeros (como celulosa). Además, la NASA ya ha estudiado otras alternativas para aprovechar el suelo lunar o marciano, como la sinterización, que es la creación de una sustancia compacta tras someter a un material a altas temperaturas siempre por debajo de su punto de fusión. Y la Agencia Espacial Europea (ESA) se asoció con el arquitecto premio Príncipe de Asturias Norman Foster para estudiar la posibilidad de crear bases lunares con techos en cúpula en el cráter Shackleton que solo tomarían de la Tierra el 10% de los materiales. El cráter está ubicado en el polo sur lunar, donde la luz solar -y por lo tanto la energía- llega de forma casi permanente. Otros estudios han trabajado en la viabilidad de imprimir pistas de aterrizaje, carreteras, hangares y almacenes de combustible con materiales lunares. ¿Y en casa? Aprovechar los recursos naturales y locales también es de gran utilidad en nuestro planeta, más allá incluso de la evidente reducción en el impacto ambiental. La empresa china Winsun, una de las pioneras en la aplicación de la impresión 3D a la construcción, logró hace tres años levantar 10 casas de casi 200 metros cuadrados cada una utilizando la fabricación aditiva en buena parte del proceso (aunque no en todo). Cada casa costaba cerca de 4.500 euros. Hoy Winsun ya levanta bloques de viviendas de seis pisos de altura con impresión 3D y habla de un ahorro de un 40% en promedio con respecto a la construcción tradicional. (Ver “Casas impresas en 3D”)


automovil, Autos, Ecología, Impresión 3D
Su nombre es Strati. Tiene dos asientos, alcanza una velocidad de 60 km por hora y está hecho de plástico de carbono reforzado. Sí, de plástico. Porque lo novedoso de este vehículo es que fue creado por medio de impresión 3D. Para hacerlo se utilizó la técnica de impresión conocida como Direct Digital Manufacturing (DDM). Prácticamente todo el coche es impreso, excepto la batería, el motor, el cableado, la suspensión y las ruedas, por supuesto.

Arquitectura, Construcción, Ecología, España, Impacto ambiental, Impresión 3D, Medio Ambiente
En la ciudad española de Madrid se ha creado el primer puente del mundo impreso en 3D. Si bien no es una gran obra de infraestructura, ya que es un puente pequeño que no requiere soportar gran peso, es un avance importante que permite vislumbrar los alcances de la tecnología 3D en este campo. Se trata de un puente peatonal que mide 12 m de largo y 1,75 m de ancho. Con un fin meramente decorativo, está montado sobre un arroyo en el Parque Castilla – La Mancha de Alcobendas.